El cine mexicano ha explorado pocas veces acontecimientos históricos alejados de lo tradicional, siendo los favoritos la independencia o la revolución mexicana, pero el director Sergio Olhovich (En un claroscuro de la luna) ideó hace casi 20 años una narrativa íntima sobre la expropiación petrolera que finalmente está viendo a la luz con 1938: Cuando el petróleo fue nuestro.
La visión de Olhovich (nacido en Sumatra, pero nacionalizado mexicano) aborda aquella problemática desde una perspectiva más personal, en donde el general Lázaro Cárdenas (interpretado por Ianis Guerrero) se apoyó del general Francisco Javier Múgica (interpretado por Baltimore Beltrán), con el único objetivo de traer soberanía al país.
Era una época turbulenta. El mundo estaba por enfrentarse a una guerra histórica que traería consecuencias para todos. Mientras tanto, México enfrentaba sus propios problemas, pues las compañías extranjeras explotaban el petróleo mexicano de manera legal, pero debido a sus propios intereses y a su posición política comenzaron a evadir las leyes del país. Con el fin de intentar combatir de forma radical esta problemática, el presidente Lázaro Cárdenas hizo lo impensable: expropiar la industria petrolera. Ahora, México deberá indemnizar a aquellas industrias petroleras. A consecuencia de esto, el pueblo mexicano se solidarizaría, aportando dinero de su bolsillo para ayudar al país y defender la decisión del presidente.
Con un guión escrito por el propio Olhovich y Carlos Montemayor (escritor y activista en defensa de grupos indígenas), 1938: Cuando el petróleo fue nuestro nos muestran una ficción de aquel acontecimiento histórico, abordando dos perspectivas: la de los ciudadanos y la del presidente.
La película tardó mucho en ver la luz desde su concepción hace casi dos décadas, y tras diversos problemas, también vendrían algunos beneficios. Personalmente creo que hacer uso del Palacio Nacional como parte de las locaciones vistas en la película nos otorgan otra capa de profundidad, pues actúa como un personaje histórico más.
María Penella interpreta a Rosaura, una joven que actúa como fuente de información para Alberto Miranda (interpretado por Sergio Bonilla), un periodista que escribe en el periódico del Distrito Federal. Ambos forman un dúo adorable, en donde su ideología jugaría en favor de su papel como amantes y defensores de la soberanía del país. Mi parte favorita de la película es la que involucra a ambos, pues interpretan a personajes que actúan contracorriente en su época, con elementos enternecedores que cualquier mexicano ubica en su día a día.
Los momentos en que el presidente Lázaro Cárdenas aparece en pantalla no son solo aquellos en los que se debate políticamente en la mesa, sino que también nos muestran a su familia y su casa. Su compañero, el general Francisco Javier Múgica, actúa como un soporte para el presidente, demostrando que se requiere de un gran equipo para poder tener éxito. Las actuaciones de Ianis Guerrero y Baltimore Beltrán nos dejan entrever que se prepararon a nivel bibliográfico para su papel, profundizando en ambos personajes.
Creo que si bien, 1938: Cuando el petróleo fue nuestro nos cuenta un acontecimiento histórico, el abordarla desde una ficción es su punto clave más fuerte, pues los personajes que vemos en pantalla se sienten reales, motivados por sus propias convicciones y entorno. Además, encontré especial que Ofelia Medina interpretara a Amalia Solórzano como la narradora de la historia, además de ser la esposa de Lázaro Cárdenas, un toque personal bastante agradable.
¡Ya puedes ver en cines 1938: Cuando el petróleo fue nuestro en cines!
Agradecemos a Corazón Films por invitarnos a la alfombra roja de la proyección de esta película.